Cítrica a la Neutralidad: ¿Realmente los países no toman partido?

 ¿Alguna vez has escuchado a un país decir que se mantiene “neutral” frente a un conflicto? Suena bien, ¿verdad? Como si esa postura fuera justa, imparcial, hasta pacifista. Pero, ¿qué pasa cuando esa “neutralidad” es solo una excusa para no actuar ante injusticias evidentes?

En el campo de las Relaciones Internacionales, la palabra “neutral” suele camuflar decisiones políticas muy convenientes. Tomemos el caso de Gaza o Ucrania. Algunos gobiernos occidentales se han mostrado “neutrales” mientras civiles mueren, infraestructuras se destruyen y se violan derechos humanos. ¿De verdad se puede ser neutral cuando hay tanto sufrimiento de por medio?


Esta crítica va más allá de los libros y diplomáticos. Pensemos en una situación cercana: si en tu escuela alguien golpea constantemente a otro estudiante, ¿te parecería justo que el maestro diga “yo no me meto, me mantengo neutral”? En la política internacional pasa algo parecido, solo que a escala mucho mayor y con consecuencias devastadoras.


Cuestionar esta aparente neutralidad es clave para entender cómo se mueve el mundo. Porque muchas veces, el silencio también toma partido.

Comprender estos temas no es solo tarea de expertos; es parte de ser ciudadanos activos en un mundo cada vez más conectado.

Puedes consultar los siguientes recursos para entender mejor lo que significa neutralidad en la diplomacia así como sus beneficios 👇


Tomar parte, no partido: los beneficios de la neutralidad humanitaria en la guerra

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